Artist Statement – Patricia Fornos
Pinto y creo porque no puedo imaginarme una vida sin hacerlo. Para mí, el arte es una necesidad primaria, una forma de entender el universo, lo cotidiano y a la gente. En los últimos años, ese impulso expresivo se ha canalizado hacia el arte textil, donde las texturas hablan, los hilos cuentan y los silencios tienen voz.
Mi proceso creativo siempre ha sido libre, intuitivo y profundamente emocional. Me dejo llevar por sensaciones, por temas que me atraviesan, por símbolos que me llaman. Con el tiempo, he descubierto una evolución muy clara en mi obra: de lo exuberante y vibrante a lo esencial y táctil, sin dejar de ser fiel a mi mirada artística. El alma sigue siendo el corazón de lo que hago. Necesito que mi obra toque, conmueva, respire.
Durante años, mis calaveras y colores brillantes hablaron de identidad, de raíz y de resistencia. Hoy, sin embargo, me muevo hacia el blanco. Desde 2019 comencé a explorar el bordado como refugio en un momento de grandes cambios personales, y desde 2022 mi obra ha entrado en lo que llamo “la etapa blanca”, una etapa en la que el color ha cedido su lugar a la textura, a lo imperceptible, a lo íntimo.
Leí alguna vez que los flamingos, cuando están criando, pierden su color rosa y se vuelven blancos. Toda su energía vital se centra en criar, en nutrir. Me siento así. El blanco no es vacío: es presencia, es escucha, es lo esencial. En esta etapa, el bordado se ha vuelto mi herramienta principal, tanto para la creación artística como para acompañar a otros en procesos personales y colectivos. El Círculo de Bordadoras nace desde ahí: un espacio de creación, de autocuidado y de tribu, donde importa más el camino que el resultado.
Mi obra, hoy, no siempre se ve, pero se está gestando. Se construye entre respiraciones, bordados, pausas y pequeños rituales. Y cuando esté lista para mostrarse, llevará consigo el hilo de todas estas vivencias, bordadas muy hondo en la piel, en la memoria y en el alma.